lunes, 12 de julio de 2010

MIEDO

Nanny tenía un miedo terrible. Cuando llovía, la niña se apersonaba en la ventana a mirar la lluvia. Si intentábamos retirarla de ahí, lloraba como Magdalena, y al principio, no sabia decirnos porqué le temía a la lluvia.

Inclusive, pedía que saliéramos a mojarnos en la tormenta. Pero si la quitábamos de la ventana, se aterrorizaba.

Hasta que un día me confesó:

“Es que me da miedo el ruido de la lluvia”

No tenia miedo de que lloviera. Su terror era el ruido que producía la lluvia al caer en los techos, los domos, las láminas y cualquier superficie donde pegaran las gotas de lluvia.

Un día, hace poco tiempo, dejó de llorar cuando llovía. Aún no sabe explicarme porque ya no llora. Pero es un hecho de que nos sentamos juntos, y escuchamos a la vida llorar desde el cielo sin miedo.

Hoy, quiero el valor que tiene esa niña. Hoy, camino a mi trabajo, vi algo que realmente me aterrorizó. No relataré el hecho, que aún se me atora en la garganta.

Lo resumiré en su origen: una total y absoluta falta de empatía humana.

Ahora me doy cuenta, que no me dan miedo las personas. Me da miedo la absoluta despreocupación que tienen de sus actos hacia sus semejantes, así como a mi niña no le daba miedo la lluvia, sino su sonido.

Supongo que se me pasará el shock, en algún momento. Lo que si no sé, es si se me pasará este miedo.

Tengo fé.

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