martes, 21 de diciembre de 2010

CAMINANDO ENTRE LOS ESCOMBROS DEL RECUERDO

Hace algunos años, cerca de diez, instituyeron un bazar navideño en mi pueblo. Bueno, ellos le dicen bazar navideño. Para mi es un tianguis, pero quién soy yo para alegarle al pópulo que gusta de llamarle eufémicamente asi. Me gustan más los términos prehispánicos.

Al principio caminaba yo por él, y veía muchas caras conocidas: vecinos, amigos, bueno, creo que hasta conocía a los vendedores de los puestos, por lo menos, de vista. No sé porque tengo buena memoria para las caras. No así para los nombres, aunque últimamente he mejorado en eso.

Pero este año ha sido diferente. Me sentí como  . . . fósil. Ya no camino por él diario, como lo hacía hace algunos ayeres. Pero cuando lo hago, ya no veo caras conocidas.

La gente que yo conocía ya no esta. Mis amigos están casados. Trabajan de gallo a grillo y están cansados. Ya no deambulan buscando de que reírse. O tienen que cuidar su casa, su familia. Los vendedores han cambiado. Los sustituyen sus hijos, que más bien parecen hijos de Daddy Yankee , con tanto bling bling en la ropa y tarareando el flow.

Veo a los niños de hoy. Tanto colorido en la ropa, tan poco vocabulario. “Wey” por aqui, “wey” por allá. Muchas veces ya ni el “wey”; lo acortan a “weeee”, en su afán de imitar al inglés: hablar rápido en corto y decir mucho. Ni siquiera dicen mucho.

Veo a las niñas, jugando a sus 12, 13 años a ser mujeres. Pintándose con tonos arcoíris como pavorreales, tratando de llamar la atención de seres que Lopéz Dóriga llama Ninis. Crecen tan rápido. No reconozco a esta generación. Apenas me había acostumbrado a los psycho, a los emos, a los cholos, cuando aparecieron los reggaetoneros.

Me sentí fósil de tiempos pasados. Hasta que me di cuenta que estoy en un nuevo nivel de mi vida. Este es un buen lugar para de vez en cuando pasear y recordar. Pero la vida me llama a otros lados. Para hacer nuevos recuerdos. Para conocer nuevas gentes.

Ya no me sentí fósil. Ahora soy un newbe, en lugares que antes no conocía. Es muy divertido ¿saben?

Espero que los niños de ahora sean felices en ese lugar. Yo un día lo fui. Y sé que Danny, Erick y Miguel, algún día lo serán aquí.

Dios me ampare qué moda agarrarán mis sobrinos. Pero sé que me reiré mucho.

viernes, 10 de diciembre de 2010

CRUCIFIXIÓN O COMO LLEGAR A LOS 33 BARRIÉNDOTE.

En poco menos de una semana, cumpliré 33 años. Sip. 33. La edad de Cristo. Y también pensé que me crucificarían a esta edad :-D

Según Z, debí haberme muerto hace seis años, para ser una leyenda como el Club de los 27: Joplin, Morrison, Hendrix. Pero como no soy rockstar pensé que no era una buena idea. Se me hacía un desperdicio. Pero no sé porque tengo pleito con mi cumpleaños.

No es que me desagrade cumplir años. Por lo menos sé que la Tierra giró un año más desde la fecha en que se me ocurrió salir del vientre materno (de hecho, yo debí nacer a finales de Noviembre, pero me recorrí 14 días a diciembre. Mi madre piensa que siempre he sido flojo, porque hasta para nacer lo fui X-D) y eso me agrada. La experiencia de vivir es invaluable.

Mis fiestas de niño siempre fueron alegres. Hay miles de fotos del pequeño Joseph con su corte de cabello de jicarita michoacana soplándole a las velas de un pastel Castellano de El Globo. De adolescente, como buen puberto, no tengo muchas. Sentía que desmerecía al mundo con mis extremidades flacas flacas y mi panza de perro lombriciento de Tres Marías, y el acné a todo vapor. Pero siempre ahí la constante: mi familia, un pastel y las Mañanitas de Pedro Infante.

Pero desde hace 7 u 8 años procuro pasar mi cumpleaños solo. No sé porque. Todavía no encuentro la razón. ¿Organizarme una fiesta? No me organizo ni una reunión. El año pasado hice el intento de organizar algo en un bar de mis favoritos. Llegaron como siete u ocho amigos, de como 40 que invité. Pero creo que hubiera dado lo mismo que no fueran: me puse tan ebrio que no recuerdo gran cosa de lo que paso esa noche. Pero me da mucha flojera. No sé si todos los amigos del mundo sean de este modo, pero organizar a los míos es una proeza digna de Henry Kissinger. Todo lo quieren a su modo y en sus términos.

“¿Oye, por que no mejor en tal lado? Me queda más cerca” “¿Y si mejor nos vamos para allá? es que no me gusta el rock” “Mejor vámonos a un bar de rock, no me gusta la salsa” “Mmm a esa hora no puedo ¿te parece que llegue a las 4 a.m.?” Y el malabar de invitados: Fulano no se puede ver con Perengano, Zutano no tiene modo de llegar al lugar y menos de regresarse, Mengano no tiene dinero para ir a ese lugar. Demonios.

Y luego, se juntan todos para verte con cara de “Bueno, ya estamos en el bar. ¿Ahora que hacemos para divertirnos?”. Se quedan callados, mirándote. Como tú los citaste, es tu responsabilidad que se diviertan. Y probablemente yo ni siquiera me divertiré de ver sus caras de aburrimiento.

¿Han visto la película “28 Días” con Sandra Bullock ? Ella es Gwen, una adicta internada en un centro de rehabilitación, cuya pareja es Jasper, un tipo tan nocivo como ella. Cuando le preguntan porqué sigue con él a pesar de todo, responde “Es él único que se acuerda de mi cumpleaños y que le alegra que yo haya nacido”. Carajo, la entiendo. Yo todavía le tengo aprecio a una persona que tiene años que no veo, porque me trajo una rebanada de pastel hojaldrado ese día.

Y yo lo único que quiero es estar con la gente que quiero, que se diviertan conmigo, que no tenga que preocuparme de detalles imbéciles y sentir, como cuando era niño, la felicidad de que toda esa gente se haya tomado el tiempo de estar conmigo y alegrarse de que estoy vivo. Sí, a veces tengo ganas de ser niño de nuevo y soplarle las velitas a mi pastel Castellano de El Globo.

Que alguien se tome la maldita molestia de hacerme sentir, realmente sentir, que le importa que yo esté aquí.

Sentir realmente, un poco de aprecio genuino. Poquito, pero genuino. Cálido.

Si, algo tan sencillo como eso.

Me siento egoísta y avergonzado sólo por desearlo. Se me olvida que a pesar de todo soy tan humano como cualquiera, y tengo necesidad de aprecio por parte del resto de mi especie.

Quién sabe. A lo mejor no me esta cayendo tan bien como creo cumplir años je je je.

Igual, celebraré mi cumpleaños todo el mes. Al fin que coincide con las posadas :-D

Bueno, ya hice mi berrinche. Iré a celebrar con mi familia, porque hoy casualmente es cumpleaños de mi hermano. Y recordar el hecho que la semana que viene estaremos celebrando el milagro de que mis barbaridades no me hayan matado aún X-D

viernes, 3 de diciembre de 2010

EL CORAZÓN DE UN HÉROE.

Frank Miller es de mis escritores de comics favoritos. Entre sus obras se encuentra Sin City, un argumento que habla de una ciudad corrompida por todos los vicios, pecados y depravaciones habidas y por haber. En ella, existe un hombre llamado Jonh Hartigan. El único policía honesto de la ciudad. Inculpado del crimen cometido por un pedófilo hijo de un poderoso político (el senador Roark), Hartigan cumple una condena de 8 años en cárcel, perdiendo contacto con toda la gente que amaba, que le abandonan. Todos, menos la víctima que salvo, Nancy Callahan, que mantiene correspondencia con él.

Un día recibe una carta trampa, que contiene un dedo. Se declara culpable del crimen para salir en libertad condicional (él nunca acepto el crimen; se limitó a permanecer callado mientras lo procesaban) y buscar a Nancy, ya que cree ha sido asesinada. Así, cae en la trampa del hijo del senador, que busca que lo lleve a dónde se encuentra ella. Tras descubrirla (ya es una joven de 19 años) son capturados, el dejado medio muerto y ella secuestrada. Sacando fuerzas de flaqueza, persigue al  violador, libera a la chica y mata al criminal.

Su última escena es besar a Nancy, decirle que regrese a casa, que el la alcanzará rápidamente. El se encargará de sacar a la luz la podredumbre de la familia del Senador Roark.

Saca su fiel revolver. Y se suicida.

¿Por qué?  Porque el sabe que la justicia en el sistema putrefacto de Sin City es un bien al mayor postor. Sabe que no habrá justicia, aunque tenga pruebas. Que la fuerza e influencia del senador es inexpugnable. No hay forma de ganar. No hay forma de proteger a Nancy. Menos con el hijo del senador muerto.

¿La única vía de salvarla? Que no la encuentren de nuevo. Y mientras el viva, él es el camino para hallarla. Así que la defiende de la única manera posible: matando a su agresor y a su defensor, los únicos que saben dónde esta.

Cuando leí esto, se me estrujó el corazón de la terrible realidad de esa ciudad. Hoy me temo que mi país es Sin City. Un lugar sin ley, o en su defecto, vendida al mejor postor.

¿Una muestra? Don Alejo Tamez. Aquí su historia, para los que aún no la conozcan.

Un hombre bragado, que se llevó de frente a seis sicarios defendiendo su rancho de una orden impuesta por el narco: Entrega tu patrimonio a nosotros, o muere.

Peleó solo, con carabinas. Se quedó sin parque. Eso creen que fue la causa de que no matara a más. Peleó solo, porque sabía que las autoridades no lo ayudarían. Porque no quiso involucrar a sus empleados.

Solo, un hombre de 77 años, tuvo el coraje de mandar a chingar a su madre a el imperio del miedo. Tuvo el coraje de defender lo que era suyo.

Algo que yo deseo, es tener el corazón de un héroe, para ser tan fuerte en mis momentos débiles, como en mis momentos fuertes.

Hoy deseo tener un corazón, como el de Don Alejo.

viernes, 19 de noviembre de 2010

GATTACA O MI EXPERIMENTO GENÉTICO

Recuerdo cuando vi esta película, me llamó la atención la premisa. Para aquellos que no la hayan visto, se basa en esto: la concepción de un bebé ya no es por vía natural, sino se basa en seleccionar las características más deseables de los padres, eliminando las posibles enfermedades y uniéndolo todo en un feto.

De tal manera que tenemos un mundo dividido en dos clases. Los Válidos, aquellos creados por selección genética, y los No-Válidos, nacidos de la vía natural. Los primeros son aceptados en cualquier empleo. Los segundos, son relegados a tareas de limpieza, por su falta de pureza de ADN.

Dentro de ese panorama, tenemos a dos hermanos, uno Válido y uno No-Valido. Y en la lucha por la vida, en una competencia de natación, el No-Valido se impone en una carrera de ida y vuelta a la playa a su hermano Válido. Cuando este último pregunta como lo hizo, el primero responde “Porque jamás guardé energías para regresar”. Simplemente, se esforzó porque no tenía un mañana asegurado. Algo que su hermano sí tenía.

Comentando esta película con un amigo, me dijo que era un final lógico y predecible. “No te van a decir que gana el superior genético. Eso sería un mensaje políticamente incorrecto. Aunque ambos sepamos que ganaría el más fuerte.” Debo confesar que me sorprendió su comentario.

Por una parte tenía razón. El final era políticamente correcto. Por otro, yo pensaba que la voluntad y el espíritu humano del No-Válido era una muestra digna de admirarse. Ejemplos de coraje y pelea contra la adversidad deben ser mostrados a nuestra sociedad.

Luego. El sábado después de ver la pelea de Manny Pacquiao, estaba sentado yo en un taquería, mirando en la televisión el foro La ciudad de las ideas. Me toca presenciar la ponencia de Sean Stephenson. Un hombre que a lo sumo medirá 90 cm. Necesita desplazarse por silla de ruedas. Tiene osteogénesis imperfecta y fue pronosticado a no sobrevivir 24 horas al nacer. Y helo aqui, una muestra de lo que es vivir a pesar de todo. Resume su mensaje en esto: “Vive la vida plenamente. Deja de sabotearte”

Recordé a mi tío, aquel que perdió una pierna por la diabetes. No se dio por vencido. Hoy camina con su prótesis y platica con gente que ha tenido recién la experiencia de perder algún miembro.

Hellen Keller. Sorda y ciega, aprendió a leer y escribir, haciendo una carrera en la universidad de Radcliffe. Oscar Pistoriuos, nacido sin peronés ni tobillos, amputado a los 11 meses de nacido. Hoy pide correr contra velocistas no paralímpicos en los Juegos Olímpicos, después de pulverizar los records de velocidad. Infaltable, Stephen Hawking, una de las mentes más poderosas de nuestros tiempos, dotado con la enfermedad de esclerosis lateral amiotrófica. Con su “Breve historia del Tiempo”, revolucionó la manera en que concebimos el Universo. Y todo lo lograron anteponiendo su espíritu a su condición carnal.

Con ejemplos como estos, resulta difícil creer que sólo somos el máximo de lo que nuestros genes pueden proporcionarnos. Que no somos más que una sublime combinación de Citosina, Guanina Timina y Adenosina revuelta en una secuencia de ADN. Gran parte de lo que somos, nos lo da nuestra experiencia, nuestra capacidad de aprender de ella y trascenderla.

Fuera del trasfondo de un Dios creador, yo creo en la voluntad y el espíritu humano. Soy su fan.

Y eso es lo que creo que tiene toda la gente anteriormente mencionada. Una enorme voluntad. Un poderoso espíritu humano.

Esas son cualidades dignas de admirar. Por lo menos, para mí.

Por ende, cultivémoslas. Porque espontáneas no brotan, sino que son fruto del esfuerzo diario, que a veces nos dan las adversidades o de nuestros esfuerzos diario por ser mejores.

Voluntad y Espíritu. En definitiva, una combinación ganadora. Más allá de la limitación de nuestro genoma.

viernes, 12 de noviembre de 2010

YO NO SOY DEMASIADO SABIO SEÑOR HAWKING

Yo no soy demasiado sabio para negarte,
Señor; encuentro lógica tu existencia divina;
me basta con abrir los ojos para hallarte;
la creación entera me convida a adorarte,
y te adoro en la rosa y te adoro en la espina.
¿Qué son nuestras angustias para querer por
argüirte de cruel? ¿Sabemos por ventura
si tú con nuestras lágrimas fabricas las estrellas,
si los seres más altos, si las cosas más bellas
se amasan con el noble barro de la amargura?
Esperemos, suframos, no lancemos jamás
a lo Invisible nuestra negación como un reto.

Pobre criatura triste, ¡ya verás, ya verás!
La Muerte se aproxima... ¡De sus labios oirás
el celeste secreto!

Amado Nervo, 1914

Recuerdo esta poesía. La encontré hace algunos años, cuando era un ateo sin Dios ni fe. No solazó mi espíritu en ese momento, pero cuando me establecí en una fe, me consoló de cierta manera.

Ayer la recordé, mientras discutía de Teología con un compañero, que argumentaba la no existencia de Dios.

“Dios no existe, dice Stephen Hawking en su último libro”- argumentó-“Eso quiere decir que nuestro libre albedrío es total. Podemos hacer lo que queramos . . .sin miedo a ser castigados”

“Hawking en su libro dijo ‘Dios NO creó el Universo’. Jamás dijo que no existiera”-repuse, mientras veía que mi compañero perdía el color ante la caída contundente de su argumento. No soporto la hipocresía de portarse bien por un Dios vengativo, pensé.

Nunca he entendido a la gente que se porta correctamente por miedo a un Dios, sea el que fuera. Un día mi madre me contó la historia de una mujer atea, cuya virtud era conocida por todo el mundo. No necesitaba el imperativo moral de un Dios vengativo, para hacer las cosas correctas.

Yo no creo ser un santo. Tengo mis flaquezas y mis virtudes, como todos. Creo en el Karma, no como un castigo inmerecido, sino como una acumulación de los hechos que uno mismo ha generado. Causa y efecto.

Y si uno me afecta sin tener un antecedente lógico, es puro azar. No hay un Dios sentado detrás de la puerta esperando para ponerme la zancadilla, no. Simplemente es la rueda del Caos que esta suelta y dispara para todos lados.

Creo en el Jefe, a mi manera. Sé que si hay una castigo a mis actos, es consecuencia, simplemente. Si no hay antecedente, es azar y caos.

Pero siempre preferiré pensar en el Dios amoroso que Jesús tan alegremente predicaba. No porque no me castigue. Sino porque ha dejado correr al mundo para que el intrincado tapiz de nuestros actos, nos coloque al final, dónde debemos estar.

Si. Qué razón tenía Nervo. Yo tampoco soy demasiado sabio. Y creo que Hawking, sabe que él tampoco lo es . . .

miércoles, 3 de noviembre de 2010

EL ARTE DE VER A LA VIDA SOÑAR

¿Han tenido impulsos que no saben de dónde vienen? Lo que es más divertido ¿Que no saben a dónde los llevarán?.

Si. Impulsos raros. Caprichos. Motivos. Razones

Llámenles como quieran. Pero a veces hacemos cosas que no entendemos . . . .hasta que las hacemos.

Este lunes, recorrí las 10 calles que hay de mi casa hasta el local dónde me rentaron el traje que usé de disfraz en Halloween. No sé si dónde ustedes vivan lo hagan, pero aquí, los niños en esos días (1 y 2 de Noviembre) salen a “pedir su calaverita”, disfrazados con motivos espeluznantes.

Lo sé porque te agarran en la calle y te piden cuando vas caminando. Previsorio , compré una bolsa de chicles para recorrer el camino.

Por los que me pudieran pedir, claro. Si sobran, me los comeré, pensé.

Pero no sobraron. Cuando me acabé la primera bolsa repartiéndolos, compré otra. Y después de esa, otra. Sucesivamente.

Cuando me di cuenta, hacía dos bolsas de dulces que había llegado a la esquina de mi casa. Seguí comprando dulces y repartiéndolos, en la esquina de mi casa.

Estas son algunas de las imágenes que capté de ese día:

Aquí, estos estaban repartiendo equitativamente los dulces, a un niño que acaba de llegar a integrarse al grupo.

Aquí Lina, la pequeña disfrazada de Bella, y su hermana Ana, disfrazada de novia. Ellas venían desde la otra colonia, porque en la suya no regalan dulces.

Este payasito llamado Juan, y su primo Pedro, llegan de la escuela e inmediatamente se salieron a pedir. Decían que si no “les iban a ganar todos los dulces”.

Acá, Superman venía “volando” desde una cuadra antes, para darle veracidad a su disfraz.

Mi favorito. El pequeño Wolverine. Caminaba rebosando de felicidad. Dice que es la primera vez que lo dejan ir a pedir calaverita, divirtiéndose mucho. Que lo hará toda su vida.

Cuando mi hermana me encontró en la esquina de la casa repartiendo los dulces, omitió hacer cualquier comentario, pero se quedó conmigo.

No me preguntó nada. Pero sé cual era la pregunta que pasaba por su mente en ese momento.

“¿Por qué hace mi hermano esto?”

Yo ya sé porque lo hice. Me gustan los niños. Me agrada hacerlos felices. Me gusta ser partícipe de cosas que hagan un poco más amena la vida. Me gusta ser parte, una pequeña parte, de la felicidad de alguien, aunque dure dos segundos.

Por eso lo hice. Porque me gusta ver a la gente feliz.

Pero sobre todo. Me gusta ver a los niños felices. La sonrisa de un niño, vale el oro del mundo.

Así que tengo que ir pensando, de que manera puedo hacer esto un hábito. No regalar dulces, claro. Cómo regresarle al mundo algo de lo que él me ha regalado a mi.

Simplemente, como cooperar con la felicidad de alguien más, en el mundo. :-D

viernes, 29 de octubre de 2010

EL MEJOR REGALO.

Alguna vez, alguien me preguntó “¿Cuál es el mejor regalo que te han dado?”.

No recuerdo que contesté. Seguramente saqué alguna nimiedad para salir del paso, por no quedarme callado. Pero si hoy me preguntarán, sé precisamente que respondería.

“Lo mejor que me han regalado es un HÍGADO ENFERMO”

Si. Ese ha sido mi mejor regalo. Sin pedirlo, ni desearlo . . . menos esperarlo, la vida me lo regaló, sin opción a regresarlo.

Cuando lo recibí, no lo hice con los brazos abiertos, lo reconozco. ¿Quién recibe las enfermedades con una sonrisa en la boca?. Me enfurecí, rezongué, maldije y escupí odio y coraje por todos los lugares por dónde pasaba.

“¿Por qué a mi? ¿Por qué yo? Hay gente con vida más licenciosa . . . ¡y a ellos no les pasa nada!!!”

Nada más me atascaba de comida, bebía como cosaco, me desvelaba como velador, fumaba como chimenea . . . y así, yo no quería arrostrar consecuencias de nada contra el cuerpo.

Tardé mucho tiempo en entenderlo. Demasiado tiempo enojado. En comprender, que al final, me ha dado más cosas que las que me ha quitado.

Me enseñó que no tengo que parecer fuerte con las personas que quiero . . . porque ellos ya saben que soy fuerte.

Me enseñó que poco sirve pedir que la gente no te tenga lástima . . . si tú eres el primero que se hunde en la conmiseración.

Me enseñó que mi voluntad es aún más fuerte de lo que pensaba, y que me llevará a lugares insospechados, que nunca creí poder visitar.

Me enseñó que nadie vendrá a hacer por ti, lo que tienes que hacer por ti mismo.

Me enseñó que no es un pecado estar enfermo, sino una eventualidad que nos sucede sin ser un castigo.

Me enseño que mi vida es un equilibrio entre cuatro pilares: Físico, emocional, intelectual y espiritual.

Me enseñó que puedo ser ejemplo . . . y una inspiración para los demás.

Me regaló una vida nueva y más sana, un cuerpo más fuerte, más rápido, para salir a buscar el mundo allá afuera.

Me regaló una visión diferente, una en la que no soy un espectador, sino el rol principal en la obra de mi vida.

Espero que me regale más y mejores años, para ver lo que el futuro nos depara.

Ayer, Mickey me veía organizar mis cosas para irme a hacer ejercicio.

-“¿Box?”- preguntó

-“Si Mickey, box”-

-“¿Gimnasio?”-preguntó, otra vez

-“Si Mickey, Gimnasio”-

-“Bien, bien. Padre, hijo, santo, amén”- dijo, mientras hacia graciosamente con su manita la señal de la Cruz, para despedirme.

Para él, sus dos años de vida, ha sido verme con este estilo de vivir. Para él es normal que yo sea así. Y eso me gusta.

Y esto yo no lo tendría . . . si no hubiera sido por mi hígado.

¡Gracias!!

jueves, 21 de octubre de 2010

DUALIDADES

-En serio . . . yo no sabía que eras capaz de comportarte así – advirtió entre azorada y divertida – Pareces tan correcto . . . tan incapaz de cosas vulgares.

De esa manera, comenzó una conversación divertida acerca de un tema singular: como es que uno puede tener dos lados de una misma moneda en la personalidad.

Ese día estaba yo sentado en un parque con J, viendo la vida pasar. Estábamos tan aburridos, que ni hablábamos. Ese es un problema que no me importa tener con J. A diferencia del resto de la humanidad, ella puede sentarse conmigo a ver el paisaje y no decir nada absolutamente en una hora. Y después, entablar una amena charla.

Ese día en el parque, veíamos a unos albañiles trabajar en una obra. Como buenos guarros, cada vez que pasaba una mujer, soltaban una serio de “piropos”, que hubieran dejado perplejo a cualquier oriundo de Tepito. Cosa curiosa, J ni se molestaba. Lo tomaba muy a risa, aún cuando le advertí que si ella pasaba por ahí, le tocaría su correspondiente tanda de encantadores epítetos.

-No me importa. De todas maneras para mi seguirán siendo una bola de imbéciles. No todos tienen educación como tú- me dijo mientras sonreía.

-Yo nunca te he insultado J – socarronamente contesté – Puedo tener una educación, si. Pero que no sea capaz de decir barbaridades iguales o peores, en eso te equivocas -

-Pruébalo – retóme muy divertida – No eres capaz de ser taaan naco -

Diez minutos después, absolutamente sorprendida, me dijo con lo que inició con este post .

-Claro que sé hacer esas cosas. Pero esos tipos lo hacen como la única expresión que pueden hacerle a una mujer, porque saben que es lo más próximo de tener un acercamiento con ellas. Si yo quisiera alejar a alguna de ellas, claro que lo haría. Pero ese no es el propósito. Aunque ellos lo hagan muy divertidos -

A veces me sorprende como nuestra visión esta empañada por una sola idea: Blanco o Negro. Eres esto o eres aquello, y ambos son mutuamente excluyentes. La lógica aristotélica parece ser la única presente en nuestros pensamiento.

Yo sigo pensando, que la vida no es Blanco o Negro. Entre ambos, existe un sinnúmero de tonalidades de gris. Y eso es lo que hace tan interesante la vida: todas las opciones y caminos que puedes tomar para vivir en ella.

Y eso no excluye, ser un perfecto caballero . . . y que de vez en cuando, aparezca el guarro que todos llevamos dentro. :-)

jueves, 14 de octubre de 2010

PEACE

Comenzó con un trinar lejano, muy lejano, perdido entre el silencio de un amanecer. Lo escuchaba en la lejanía, dentro de una burbuja que amortiguaba su potencia mientras hacía eco del silencio matinal .

Un luz dorada que traspasaba mis párpados entre matices de un leve rojizo que envolvía toda la atmósfera que me rodeaba, mientras por el cuerpo me recorría una sensación abrumadora de un calidez que no hostigaba y que invitaba a la inmovilidad.

Aroma a lavanda y jazmín embriagaba el ambiente, que evocaba tiempos pretéritos cuando el alma era más joven e inocente, cuando se asomaba sin miedo a lo novedoso, con una curiosidad apasionada y llana de conocerlo todo, de abarcar el Infinito desprovisto de pesares y angustias.

Giré el cuerpo mientras encaraba le fuente de calidez velada a través de unas tenues cortinas, que se movían con la levedad del tiempo eterno en tanto la brisa les obligaba.

Abrí los ojos con una mirada desenfocada, que veía un punto lejano y observaba nada, mientras el trinar se oía cercano, cuanto más la calidez se mantenía, en tanto la fragancia embargaba contundentemente el olfato.

Durante treinta segundos, continué en ese estado. Treinta segundos, que para mí representan la paz interior, el estar en paz con y en el Universo. Siendo Uno Con Todo, parte del intrincado tapiz del Destino.

Súbitamente, como si se hubiera roto una burbuja, regresé a la realidad y de golpe comencé a registrar el ruido de los coches, los gritos de la gente, los estruendosos camiones. La cacofonía de la realidad.

Todos tendremos un momento de absoluta paz con el Universo, cuentan los budistas. Ese fue el mío. Un despertar de un día cualquier, en un lugar común a mi, en una situación común. Un momento común, para ser uno con el Universo.

Jamás he estado tan en paz de nuevo después de ese instante en la eternidad. Pero creo que todos debemos vivir un momento así.

Para buscarlo de nuevo, en la eternidad.

martes, 5 de octubre de 2010

LOS HOMBRES BUENOS NO GANAN MEDALLAS

Ayer recordé a Oscar. Creo que es uno de los mejores hombres que he conocido. Noble, serio, muy responsable, callado. Las mujeres enloquecían por él. Tenía esa aura que invita a la introspección, o sea, les fascinaba tratar de adivinar qué estaba pensando.

De sonrisa amable, era casi imposible hacerle enojar. Y miren que lo intentábamos a diario.

Recuerdo el día que se enamoró de ella. Las pláticas que tuvimos acerca del amor, la fidelidad y de sus planes a futuro.

También, el día que descubrió que la mujer que amaba tanto le engañaba. Su decepción, su coraje, su enorme frustración. Tratando de encontrar respuestas en todos nosotros, que no podíamos darle ninguna. Dentro de nuestro estupor, tampoco acertábamos a decir palabra alguna que le proporcionará consuelo, salvo las naderías convencionales. No te apures, ella no te merece, vas a ver que ella regresa a pedirte perdón.

De sobra esta decir que ella nunca regresó. Oscar no fue el mismo después de aquel incidente.

Después, otro de mis amigos: el buen X. Caray, mejor compañero no hay. Alegre, noble, simpático, siempre con el chiste a flor de labios, dispuesto con la palabra amable, con la acción justa, la medida precisa de alegría y espontaneidad.

Tan feliz el día que anuncio que se casaba y sería padre. Irradiaba felicidad. Honestamente, yo no la compartía. Mis razones tenía.

Mismo caso. A veces lo veo, y se me estruja el corazón de pensar, como visualizaba su futuro. Como él ya tenía todo lo que quería: una familia, un hogar, razones por las cuales levantarse por las mañanas. Y un día termina con la casa vacía, con el alma fuera del cuerpo, mirando al horizonte con lágrimas en los ojos, preguntándose en qué momento se le fue de las manos todo.

Ambos casos, de entre muchos similares, me recuerdan una cosa. No se puede ser 100% bueno. Esa actitud te conduce a un patíbulo incendiario de emociones. Creo que la malicia, ser un tanto recio es necesario. Si no, terminas con otro tipo dando ese 10% de maldad que a ti te falta.

Eso lo tengo a prueba. Después pasaré mis conclusiones al respetable. Pero tengo muy poco en duda el resultado de tal análisis . . .

Simplemente, los hombres buenos no ganan medallas.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

LA HISTORIA DEL INSOMNIO

Una noche llegó a casa acompañando al Inge. Lo recuerdo como si el tiempo no hubiera pasado, cuando bajé a verlo y a través del ventanal del vestíbulo lo miré. A mi me parecía color blanco, pero mi padre insistía en que era azul polar. Lo decía en la tarjeta de circulación claramente: “Volkswagen Sedán modelo 1986. Color: Azul Polar ”

De ese modo fue como llegó el Insomnio a mi vida. Tenia yo 9 años.

Estaba destinado a ser el carro de mi madre. Y lo ha sido siempre. Oficialmente es suyo, aún cuando hace ya mas de 15 años que no lo maneja regularmente.

Es un tipazo. El mejor compañero de aventuras que pudo haber elegido el Destino para mí. Debo aclarar un detalle: detesto manejar. No me gusta. Pero manejar el Insomnio es otro cantar.

Ese carro me llevó a la primaria, secundaria, preparatoria, Universidad y a mis primeros trabajos. Pequeño, no muy destacado, pero recio como él solo. Implacable en su andar, nadie espera nada de él. Pero ha sobrevivido a generaciones de carros más jóvenes, que han pasado por nuestra vida, sin dejar tanta huella.

¿Cómo olvidar a mi madre y a mis hermanos esperándome afuera dela secundaria ahí sentados, aún cuando ella odiaba manejar la vía López Portillo? ¿Cuántas cajetillas de cigarros me fumé con tantos amigos repantigado en él, mientras arreglábamos el mundo? ¿Cuántas veces me sacó pitando la mona de algún lugar “peligroso”? Podía caerse el mundo, pero sabías que el Insomnio seguiría ahí, fiel, aún dentro de sus descomposturas, de sus achaques, de sus 24 años de servicio ininterrumpidos.

Entre mis amigos es leyenda. Hay gente que no he visto en años, y lo primero que me pregunta es “¿Aún tienes al Insomnio?”. Llevaba a su casa a la hoy esposa de uno de mis mejores amigos. A otro lo llevaba a pedirle perdón a la novia cuando metía la pata. ¿El Dato increíble? Aparece dos veces en Google Street Views: fuera de mi casa y fuera de mi trabajo. También aparece en Google Earth. En ese carro casi nació mi sobrino El Nanobot, camino al Hospital de la Mujer. Llevó a Mickey y a Nanny a sus primeras revisiones pediátricas. Hoy, me siento en el jardín a ver como están los tres sentaditos en él, viajando a los lugares que su imaginación les permite.

Por lo general soy muy paciente. Pero si quieres ponerme de malas, insúltalo. Hay gente a la que no la he vuelto a dejar subir después de realizar tal acción. Será un carro humilde y económico, pero soy fiel a mi filosofía: Respeta lo que los demás son.

Somos dos de una especie. Demasiado necios como para saber cuándo darnos por vencidos. Caminó cerca de 6 meses con una cabeza y dos pistones reventados. El mecánico aún no se explica cómo lo hacía. Nadie espera nada de nosotros, y sin embargo, podemos sorprenderte tanto. Hacemos lo que la gente no espera que podamos, y más.

Por eso hoy, pienso que es tiempo de agradecerle todo el tiempo que ha sido fiel, y mandarlo como a Rocinante, a Bucéfalo y a Babieca, a reposar en pastos más verdes. Él se convertirá en un auto clásico, a sus ya casi 25 años de haber llegado a mi vida, esperando cumplir algunas tareas de honor que aún le tenemos asignadas, y yo tendré que conseguirme un nuevo compañero de juergas.

Pero olvidar todo lo que el representa para mi familia, no. Eso jamás. El escudo de Armas de mi familia son dos ríos en azur y plata sobre un campo de oro. Eso dice la heráldica.

Entre esos dos ríos, yo pondría la efigie del Insomnio. Creo que nada nos representaría mejor :-)

miércoles, 22 de septiembre de 2010

SEÑALES

Yo no creo en lo sobrenatural o lo esotérico. Mi formación de Ingeniero me dice que si no es mensurable, catalogable o visible, entonces no existe. Mi única excepción a esa regla es el buen Dios. Por cierto, tampoco me consta que existe; es un dogma de mi propia fe, pero de eso hablaré en otra ocasión.

Pero hubo un tiempo en que creí en las señales. No de entidades sobrenaturales, no. Sino de Dios. Es difícil reconocer que a veces pensaba que Dios me hablaba por esas señales. Como dice House “Si eres religioso, hablas con Dios. Si Él te contesta, entonces eres esquizofrénico”. Si, no le hago caso a las voces en mi cabeza. Uno, porque sé que una es mi consciencia, y la otra, soy yo contestándole a la anterior. Ninguna de ellas puede pasar por Dios.

Pero en las señales si creía. Hasta que una vez pasaron tantas señales marcando un solo hecho, algo que por lógica, debía pasar. Si tantas veces todo apuntaba a lo mismo, debería suceder ¿no?

Bueno, aún después de dos o tres años de señales, no sucedió nada. He contado esa historia y sus señales a diferentes personas, con diferentes protagonistas, con diferentes situaciones, pero manteniendo fieles los hechos ineludibles. Todo apuntaba a un resultado lógico. Mismo que nunca pasó. Y todas las personas concluyeron lo mismo. Eran señales de que eso debía ocurrir.

Conclusión: Ya no creía en las señales. Si, dije “creía”.

Hace cerca de dos semanas, caminaba meditabundo de noche, viendo al suelo. Por guasa, me hice una pregunta al coleto e impliqué en ella el verbo “morir”.

Cuando alcé la cabeza, frente de mi, en la pared, había un claro símbolo que significa “Muerte”, cuando aparece.

Paso seguido por ahí. Y no estaba antes.

Se me erizaron los cabellos de la nuca.

Apreté la quijada. Eché a andar de nuevo, pensando en que había sido una absurda coincidencia. Pero formulé otra pregunta sobre mi persona.

Y una hoja de papel golpeó contra mi pecho con el aire. Y la imagen de una figura mítica modernizada en películas de hoy, se presentó a mis ojos. Y recordé su historia. Y como terminaba.

Y sólo me pregunté . . . ¿me estaban dando las respuestas que pregunté? No las que quería. Las que pregunté.

Dos semanas después, coincidencia o no, AMBAS acertaron.

No me gustaron. Pero acertaron.

El Karma ha cobrado su cuenta. De nuevo.

lunes, 13 de septiembre de 2010

UNA ELEGÍA AL CELULAR

Elegir al reemplazo, ese no fue un problema. Mi viejo celular era un aparato temperamental: a veces se oía, nunca tenía señal, no llegaban los mensajes, ni se enviaban. Completa calamidad.

Así que el sábado me armé de valor, bueno francamente fue más de hartazgo que de valor, y salí decidido a comprar uno nuevo. El problema conmigo nunca ha sido que haga las cosas, porque en esa parte sí soy enérgico. Ha sido que me decida a hacerlo. Y en este caso la decisión estaba tomada.

Mi viejo Sony Ericsson K550i estaba condenado a ser reemplazado, y lo fue. El cambio fue absoluto.

Ahora, lo que me estoy dando cuenta, es que está resultando como una mudanza a casa nueva. No por el aparato en sí. Por los recuerdos que trae consigo.

Escogí ese modelo, por la cámara fotográfica. Y las imágenes que con ella tomé, me trajeron grandes recuerdos. Viajes, conciertos, bares, discotecas, nacimientos, defunciones están ahí. Sobrevivió a dos Vive Latino, tres conciertos de Zoé, dos de La maldita Vecindad y todavía estoy descargando sus últimas fotos, el concierto del Panteón Rococó. Se defendió como los grandes cuando se me cayó en el slam de La Castañeda, cuando rebotó en las escaleras de mi casa cortesía de Miguelito, mi sobrino y a dos que tres lanzadas por la ventana en borracheras, gracias a mis amigos. Siempre aterrizó en terreno blando, suertudo él.

Revisar los contactos telefónicos, fue casi lo mismo. Tanta gente que ahí esta. Gente que me ha acompañado toda la vida. Gente que nos acompañamos en un trayecto de nuestras vidas. Gente que se fue y ya esta en el Lugar Mejor, donde todos esperamos estar algún día. Seleccionar quienes pasan al nuevo celular, porque es incompatible la agenda en ambos casos, y tendrán que pasar a mano.

Los SMS. La memoria estaba atiborrada de ellos. De un tiempo para acá, siempre tenia este mensaje “La memoria de SMS esta al 95%. Borre algunos”. Y yo resistiéndome a hacerlo, porque ya mi memoria no es tan buena como antes y había mensajes memorables que recordar. Cosas que había olvidado que estaban. Viejos amigos. Nuevos amigos. Todos mezclados en una democracia que sólo compete a mi consciencia y sólo a mí atañe entender.

Si, había muchas cosas que recordar, conservar y reemplazar.

Pero como al inicio de este viaje, pensé “Una nueva vida no era el fin. Era un nuevo y maravilloso principio.”

Conservo mis recuerdos del pasado. Pero ahora tengo fé en otra cosa: en los nuevos recuerdos que llegarán, provenientes del futuro.

Nunca pensé que un cambio de teléfono, pudiera volverse tan metafórico. . .

viernes, 10 de septiembre de 2010

DIARIO DE GUERRA 16-13-56/10-09-2010

Después de haber faltado a trabaja el día de ayer, pensé que encontraría esto hecho una mezcolanza de problemas y enredos. No fue así. El azar fue pródigo conmigo y nada que pudiera ser seriamente una falla sucedió. Da gusto saber que por lo menos todo lo que he trabajado en este tiempo para que el sistema funcione hasta en caso de que yo me incapacite 15 días, ha servido de algo.

Fue un día raro ayer. En verdad lo fue.

Es de esos que no esperas tener, hasta que aparecen reptando a la puerta de tu casa, pidiendo pasar por favor. Cosas que no esperaba sucedieron ayer, en una escalada de maniobras por parte del Destino hasta el día de hoy, que me tienen bastante sorprendido.

Jamás pensé que tuviera que multiplicarme tanto. Trabajo, familia, salud . . . y ahora “esto”.

No, “esto” no me lo creo. Nunca pensé que pasaría.

Bien dicen, que se oyen más plegarias por los deseos concedidos, que por aquellos que no fueron escuchados. Pero bueno, ni en mis sueños más locos, pensé que sucedería.

Bueno, ni modo a capotear.

Próxima parada, Panteón Rococó. Siguiente parada, Big Red. Última parada, Avalon.

martes, 7 de septiembre de 2010

AQUELLA TARDE FRIA Y EXTRAÑA . . .

. . . soplaba el gélido viento que venia del norte, mientras nos sentábamos en la esquina de la terraza de ese café, que rememorabas, te gustaba tanto.

Mientras oía tu charla me arrebujaba en mi chamarra, viéndote a los ojos. Decías que no te gustaba mirar a nadie a los ojos, mientras tratabas vanamente de perderte de los míos. ¿Por que huías? Eso no lo sabia. Pero después de dos sonrisas, se te olvidaba que te tenías que perder de nuevo y proseguías esa danza de mirar detrás de mi, mirar hacia la calle y regresar de nuevo a mirarme fijamente, hasta que recordabas que tenias que huir de mis ojos, esbozabas dos sonrisas y repetías tu peregrinar de miradas.

Caminaste de mi brazo aquellas calles que yo no conozco, y que explicabas de cuando en cuando, dando nociones de geografías extrañas, historias pasadas, amores perdidos y tiempos pretéritos. Caminaste por calles vacías, que decías en ese momento, estaban construidas sólo para nosotros, mientras te adelantabas y con garbo danzabas mientras te observaba.

Te rehusabas a soltar tu cabello al aire, mientras yo reprimía las sonrisas que me provocaba verte enzarzada en una gresca con él. Me tomabas de la mano mientras me veías a los ojos, hasta que recordabas nuevamente, que no debías mirarme a los ojos, y me jalabas para cruzar la calle, mientras ese viento helado infernal nos calaba los huesos, mientras corríamos huyendo de la brisa vespertina como si el demonio nos pisara los talones.

Y al fondo de aquella ancha avenida, las luces que presagiaban el fin de un año y el inicio de otro, mientras me tomabas de brazo rehuyendo de mi mirada, escondiendo la tuya recargando tu cara contra mi hombro, queriéndome cerca, evitando mirarme.

“Te quiero cerca”- casi musitaste- “Pero a la vez no tan cerca”

Sólo te miré de nuevo.

“Por eso no quiero verte a los ojos. Porque la última vez, me enamoré sólo de los ojos. Y yo no lo sabía”

Y ese se convirtió en un fragmento más, de mi inconexa vida.

viernes, 3 de septiembre de 2010

DIARIO DE GUERRA 14-37-10/03-09-2010

Desperté e hice las abluciones de rigor. El día de hoy fue menos difícil hacerlas que de costumbre, y después de los preparativos de rigor (bañarse, hacerse de comer, la lonchera, etc.) enfilé hacia mi trabajo.

Dormí muy bien y eso me tenía contento, tanto que venía cantando Meet me halfway de BEP, lo cual es un contrasentido, puesto que es una canción tan, pero tan nostálgica, que he visto a más de uno tragarse las lágrimas al susurrarla. Anyway, yo venia contento.

Hasta el sol se veía reconfortante al amanecer despuntando sobre el Fiesta Inn. Diablos, si veo ese escenario, es que voy tarde a la chamba, pensé.

Al carajo, hoy voy a ser feliz y go with the flow. En el mp3 sonaba Pervert Pop Song de Plastilina Mosh mientras esquivaba carros para meterme entre colonias para brincar el tráfico.

Entre calles, de frente, cuatro tipos cargando un ataúd me miraron a través de oscuros lentes que no ocultaban sus muecas de dolor.

Ahí fue cuando me sorprendí a mi mismo: me orillé, bajé y cerré al poderoso Insomnio, me quité la gorra recargándomela contra el pecho con una mano, y aferrando mi crucifijo con la otra, presencié el paso del cortejo fúnebre. Una señora que venía en el mismo me preguntó si conocía yo a la persona.

“No, no la conocía. Ni siquiera vivo en esta colonia”-respondí

Acertó a sonreírme y darme un apretón en el brazo antes de continuar su camino.

Se escucha Whisky sin Soda en el MP3 mientras continuo mi camino. Hay veces que aún no comprendo las reacciones que tengo. “Esto se lo tengo que contar a T” murmuré, en lo que un semáforo cambia de rojo a verde.

Ahora oigo Getting over you de David Guetta.

Una niña desde otro carro me sonríe. Debe tener como 4 años, mientras observa como hago bailar a Pancho y su compañera sin nombre, las mascotas del Insomnio colgadas del retrovisor. Sé que tenerlos ahí es un detalle kitsch de mi parte, pero me resisto a quitarlos siempre, sobre todo en Septiembre, porque Pancho es un mariachi bigotón y su compañera es una bruja sin nombre. Nada más ad hoc a esta fechas. Y llevan años ahí.

Estaciono al Insomnio. Bajo mi mochila colgándola de mi hombro.

Me paró frente a la fachada de la empresa. Son las 8:10 am. Debí haber estado aquí a las 7:15 am a más tardar.

“Castígame, sé que me he portado mal ♫ Diviértete, gozas y me gusta ♫” susurro mientras rió y toco la puerta.

“Hoy será un buen día” – mientras sonrió.

Sí. Hoy será un buen día.

viernes, 27 de agosto de 2010

UN CORAZÓN NRDA

Ayer, platicando con una amiga acerca de un hecho que la acongojaba con una persona que de alguna manera había defraudado su confianza, le di un consejo que me he reservado incluso para mi mismo.

Es simplemente, que el corazón se reserva el derecho de admisión. Tan simple como esa idea, tan poderosa como una explosión. No sé si le sirva a ella, pero se lo dije.

Yo no sé a los demás, pero a mi me enseñaron a agradecer la presencia de nuevas personas en mi vida, de cualquier índole: ya fueran amigos, familia, pareja, etc. etc. etc. Que tuviera la mano dispuesta al amigo, a la persona que se acercará a mi. Que estuviera dispuesto pronto a la ayuda, al apoyo de esas personas. Huelga decir que más de una vez me vieron la cara de pendejo. Repetí mi error una y otra vez. Levanto la mano y declaro “Mi culpa”. Yo permití eso, al ser demasiado buena gente, tirándole a la delgada línea de ser idiota. No hay que ser tan liberal con los favores.

En algún momento dejé de hacerlo. Y fue peor. Ahora ya no congeniaba con nadie. Qué difícil equilibrio. Dar demasiado, termina lastimándote; dar demasiado poco, termina haciendo lo mismo.

Y henos aquí, mi amiga y yo, ante el dilema de este precario equilibrio.

¿Qué tanto permitirle a alguien entrar en tu vida? ¿Qué tan rápido? ¿Qué tan profundo? Creo que no he encontrado una persona que no me dé una respuesta diferente.

Lo más consensual fue “No muy rápido y no muy profundo”. Algo con lo que estoy de acuerdo.

Y agrego a este consejo, mi propia verdad: No muy rápido, no muy profundo Y NO A TODOS.

Que las almas grandes soporten increíbles cantidades de bofetadas haciendo el bien, se los aplaudo. Uno nunca queda bien con el mundo. Pero para la gente común y corriente, este espíritu tan, pero tan desprendido, se me hace virtualmente imposible, porque alguien terminará queriendo aprovecharse. Tampoco ser demasiado avaro con tu persona, pues te quedarás solo.

Mi consejo niña, sigue siendo ese: No tan rápido. No tan profundo. No a todos.

Poco a poco. Como ganando una guerra, que se ganen el derecho a estar en tu vida. Palmo a palmo, un palmo de piso ganado con honestidad, con fidelidad, con educación.

Muchos merecerán tenerte en su vida. Pero pocos apreciarán, lo que eres en su plenitud.

No desperdicies tu corazón, en gente que no lo aprecia.

Un abrazo.

lunes, 23 de agosto de 2010

PARAISO QUÍMICO, EL REGRESO

Debido a las diversas circunstancias de mi vida moderna, me veo obligado a tragar diversos medicamentos, complementos, vitaminas y no sé cuanta cosa más, para mantenerme funcionando como es debido. Bueno, todo lo que intento que sea debido X-D

Como sea. Tómate X cosa al despertar, fulana a medio día, zutana a mitad de la tarde y antes de dormir, la querida menganita. Ya me sé las horas, los minutos y hasta los segundos en que debo tomarme cada pastilla o ampolleta.

Mantener el orden y seguir la regularidad creo que no es el problema. El detalle es que como que comienza a ser fastidioso el hecho de sentirme tan atado a la química. Como que necesito de tanta madre para funcionar como ser humano, cuando veo al resto del mundo andar de pata de perro sin necesidad de cargar pastilleros.

Digo, tomar pastillas para dormir y al otro día tener que inyectarme casi a la vena 5 cafés bien cargados para funcionar en la mañana, al principio parecía divertido porque daba el gatazo de ser rockstar en su apogeo de drogas y alcohol. Pero después de un rato fue molesta la sensación de estúpido sopor todas la mañana, y de sueño a media tarde, e insomnio en la noche. Trágate la vitamina E para la regeneración celular y los radicales libres, y el té verde para la eliminación de grasa, y después la ampolleta para . . . . ¡Basta!!!!

Y así estaba yo. Pensando que ya era demasiada regularidad para el intento de vida desordenada que llevo, cuando me presentaron a alguien que se tiene que tragar la friolera de 40 PASTILLAS diarias, para funcionar como ser humano.

Entonces dejé de quejarme. Tantito X-D

Pero aún así, de vez en cuando, pienso en aprender a rasguñar (porque en mi caso, aprender a tocar es más que imposible X-D) la guitarra, y fumarme dos o tres porros de mota.

Mínimo, así podría dar la piña de cantautor fracasado y drogado, para divertirme un poco . . . . :-D

jueves, 19 de agosto de 2010

LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… Yo no sé!


Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.


Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fé adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema


Y el hombre… Pobre… pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.


Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!

Cesar Vallejo.


Y como tantas cosas en la vida, no sé porqué me gusta. Pero lo hace. Estoy empezando a pensar que Z tiene razón y soy un emo de clóset X-D

miércoles, 11 de agosto de 2010

The Last Boy Scout Has Left The Building

¿Alguna vez han tratado de portarse mal?

Si, de esas veces que tiene ganas de patear al perro del vecino, de tirar la basura en la calle, de no ceder el asiento en el Metro.

Porque la verdad es que yo si. Ya hace un rato que me he dejado de paparruchadas: Los buenos no llegan a ningún lado. Menos si son buenos pendejos. De esa clase solía ser yo, desde el principio de mi vida. Y creía que era bueno ser así. Creía que era bueno hacer el bien, porque esa era nuestra obligación natural en la vida.

Hace ya un tiempo que dejé de pensar eso. La literatura, las películas, los cuentos, no hacen más que darte una lección: si soportas estoicamente todas las vicisitudes la vida, tu recompensa será el trabajo soñado, la mujer ideal, el matrimonio perfecto.

A LA MIERDA. No es más que una chingadera pensada para apaciguar a los jodidos, a los pusilánimes, a los apáticos. Y yo me cansé hace ya tiempo de vivir como eterno alfiletero de la vida.

Me empecé a portar mal. Y comencé a vivir como nunca antes. Nunca había sido la vida tan intensa, tan brillante, tan fluida y tan, pero tan divertida.

Pero de vez en cuando, cómo que regresaba a mi natural comportamiento. No en balde ha estado conmigo tanto tiempo. Y había aspectos de mi vida en los que aún me rehusaba a ser así, y por ende, me comportaba como siempre.

Ayer me di cuenta, de que también esos aspectos debían cambiar. Que no he explotado todo el potencial de hijo de la chingada que se puede ser en ellos. Y no quiero ser un alfiletero más, de nuevo.

Recuerdo a Luna. Querida Luna. He seguido por su blog, sus peripecias tratando de no ser buena. También he visto, que adolece de los mismo que yo: de vez en cuando se olvida de que no quiere ser buena. Nos gana el condicionamiento social, el corazón, que sé yo.

Pero no más. Get Mad or Die Tryin’ como lema y ganas de tener todo aquello de lo que aún me he privado por ser “bueno”.

Esta es mi segunda declaración de intenciones. Espero cumplirla tan bien como la primera. Y que no sea un momento de enojo solamente.

Get Mad . . . or . . . Die Tryin’ . . .

Suena taaan bien . . .

martes, 3 de agosto de 2010

SÍ BLANCANIEVES. YO CREO QUE LENNON TENIA ALMA.

25 E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.

26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.

GENESIS 1:25-26

Hace algunos años ya, recuerdo a una niña. Inquirió al entonces Papa, Juan Pablo II, si vería a su perrito en el cielo. El entonces Pontificado respondió que sí, que vería a su mascota en el cielo, porque tenía alma.

Yo, en lo personal, considero un postulado en mi vida y es éste: Toda forma de vida tiene derecho a vivir. Grande o pequeña forma es parte de la intrincada trama de este mundo. Los seres humanos somos guardianes de la Tierra, no sus dueños. Y eso incluye a los animales.

Creo, al igual que Juan Pablo, que tienen un alma. Que son parte de la metafísica que compone nuestro universo. Que son parte de esa gran energía de las que todos somos un uno, como los budistas exhortan en sus plegarias, y que el final, todos somos Uno.

Por eso entiendo tu dolor cuando recuerdas que Lennon se ha ido. Cuando recuerdas cuando lo encontraste, como se crió contigo, las carantoñas que te hacia, las muecas y sus desplantes. Todo eso era Lennon. Y eso, es precisamente lo que no olvidarás.

No le hagas caso a la gente que te diga que sólo era una mascota. Es la gente que no sabe lo que es un verdadero cariño incondicional. Que no conoce lo que es que alguien te quiera no porque te necesite, sino porque únicamente te quiere. Ese era Lennon, no necesita más explicación.

Consérvalo en tus recuerdos, en tu mente, en cada sonido que hacia, cada gesto que tenia ahí. Consérvalo, para que no le olvides, hasta el día que se vuelvan a encontrar.

Porque al Final Blancanieves, todos seremos Uno.

Un abrazo.

viernes, 23 de julio de 2010

DIANA

-¿Necesitas algo? – escuché a mis espaldas una gentil voz.

-No, gracias –respondí a la voz tan amable mientras giraba– Sólo observaba el jardín. Esta muy bien cuidado, pero con esta fiesta no sé en qué estado quedará.

-No te preocupes, tenemos un buen jardinero que reparará todo – sonrió mientras alzaba una bolsa de hielos.

No recuerdo su cara. Aún si mi vida pendiera de un hilo por tal causa, creo no ser capaz. Pero la sonrisa y la voz no las olvidé nunca.

Diana era hija del dueño de esa casa, ex-condiscípula mía aunque no de la misma generación. Una amiga común me había invitado a la fiesta que daba en su casa, un caserón a decir verdad, con un amplio jardín. Yo me encontraba en la sala mirando a través del enorme ventanal que daba al mismo viendo a los asistentes, ebrios hasta las cachas, reírse, bailar y caerse por todos lados.

-Toma, un refresco. Ya vi que no tomas -

-Gracias. Si bebo, pero hoy no tengo ganas – Ese día tenia atravesado algo en la garganta que me impedía tomar.

No es bueno tener la mente enturbiada cuando lo que buscas es la claridad de una respuesta, pensé.

-Diviértete. Para eso estamos aquí – sonrió de nuevo y echó a andar hacia la puerta.

-Así es Diana. Amable hasta con los que no conoce. Soy su padre- dijo mientras me extendía la mano. No me di cuenta cuando entró a la habitación, ni cuanto tiempo llevaba ahí. Sonreí y nos dimos un fuerte apretón de manos – No te había visto antes, y eso que conozco a toda esta pandilla.

-No, soy traído como gorrón por una de sus amigas, honestamente.- dije casi tartamudeando, como disculpándome. Soltó una carcajada y me miró divertido.

- Hazle caso a mi hija, y sal a divertirte. La vida es corta y eres joven. Anda, sal – mientras sonreía.

Solté una risa nerviosa e hice caso de su consejo. Me acompañó al jardín y me presentó a dos o tres personas. No me la pasé mal, incluso mi amiga se divirtió bastante ese día conmigo.

Diana y su familia perdieron la vida en un accidente en la carretera de Acapulco cuando regresaban a México. Sus padres y hermanas perdieron la vida instantáneamente. Ella luchó en coma un mes más, pero al final se fue al Lugar Mejor.

Frecuentemente paso enfrente de esa casa. No sé quién la habite hoy.

Pero yo recuerdo a Diana y a su padre, tras la paredes cubiertas de hiedra, tras el portón que guardó la felicidad de su familia, siendo amable con un ilustre desconocido en una tarde nublada como esta.

viernes, 16 de julio de 2010

JOSEPHINE

La vida se encuentra plagada de historias inconclusas. Historias cuyo desenlace desconocemos, porque la vida no es un película donde al final se despejan todas las incógnitas, para bien o para mal.

Yo tengo muchas de esas historias. Siempre conté con la facilidad de que perfectos extraños me contarán sus historias, una característica que fui perdiendo con el paso del tiempo, y que de algún modo, aún no defino si extraño o no. Pero ése no es el meollo de este post.

Una de esas historias es Josephine.

No sé como se llamaba. En mi mente yo me refiero a ella así, por una canción de Miguel Bosé que me pareció muy acorde a su personal leyenda.

Sentado en una piedra observado el lago de Chapultepec me contó que era la segunda hija de un acomodado matrimonio de Polanco, entre un hermano deportista y una hermana, músico de profesión. Vivía sola en un condominio horizontal en la misma zona, tratando de pintar un poco, viviendo su vida bohemia: hasta las calzas de anfetaminas, coca y alucinógenos para encontrar la vibración adecuada y hermanarse con el Universo.

Mientras hablábamos, me contaba las desdichas de sus 23 años: incomprendida, solitaria, drogadicta, con intentos de suicidio, perdida, con un novio que la golpeaba cuando estaba hasta la madre de drogas duras, que ella misma despreciaba en un ejercicio de hipocresía, decía. Se rió con sus ojos azules cuando le dije que yo no tenía 23, sino 18 años. Solo dijo que me veía más grande, y me auguró una vida de tranquilidad si nunca tocaba una droga.

En algún momento, me pidió que me sentará en la misma roca junto a ella. Se recargó en mi huesudo hombro mientras me tomaba del brazo y se quedo ahí. Musitó que extrañaba el contacto humano, colgándose cada vez más fuerte a mi brazo.

Y nos quedamos una hora callados, mirando el lago, mientras ella intentaba aferrase a algo, que físicamente era mi brazo, pero que espiritualmente no supe qué era, mientras sus ojos vidriosos se anegaban mirando la lejanía.

Se levantó, tomándome de la mano, y mirándome a los ojos, me agradeció que hubiera estado ahí en ese momento. Sólo atine a sonreír ruborizado, mientras ella sonreía y esperaba algo de mi. No lo obtuvo.

Me besó en la mejilla, y se perdió entre la espesura de los árboles.

Hace poco, estuve en ese lugar. Como tantos lugares de mis recuerdos, ya no están las piedras donde nos sentamos. Pero aún esta el lago.

Y parado desde dónde estaba, me maldije mil veces: ella sólo pedía un abrazo. Un contacto humano. Sólo tenia que extender los brazos y envolverla, para que un extraño le brindará algo de paz en un momento en que la necesitaba más que nunca. No lo hice; no sabía lo importante que es sentir a alguien cerca cuando más perdido estás.

No te hubiera salvado. Pero pude hacerte pasar mejor ese momento.

Un abrazo, dónde quiera que estés, querida Josephine.

lunes, 12 de julio de 2010

MIEDO

Nanny tenía un miedo terrible. Cuando llovía, la niña se apersonaba en la ventana a mirar la lluvia. Si intentábamos retirarla de ahí, lloraba como Magdalena, y al principio, no sabia decirnos porqué le temía a la lluvia.

Inclusive, pedía que saliéramos a mojarnos en la tormenta. Pero si la quitábamos de la ventana, se aterrorizaba.

Hasta que un día me confesó:

“Es que me da miedo el ruido de la lluvia”

No tenia miedo de que lloviera. Su terror era el ruido que producía la lluvia al caer en los techos, los domos, las láminas y cualquier superficie donde pegaran las gotas de lluvia.

Un día, hace poco tiempo, dejó de llorar cuando llovía. Aún no sabe explicarme porque ya no llora. Pero es un hecho de que nos sentamos juntos, y escuchamos a la vida llorar desde el cielo sin miedo.

Hoy, quiero el valor que tiene esa niña. Hoy, camino a mi trabajo, vi algo que realmente me aterrorizó. No relataré el hecho, que aún se me atora en la garganta.

Lo resumiré en su origen: una total y absoluta falta de empatía humana.

Ahora me doy cuenta, que no me dan miedo las personas. Me da miedo la absoluta despreocupación que tienen de sus actos hacia sus semejantes, así como a mi niña no le daba miedo la lluvia, sino su sonido.

Supongo que se me pasará el shock, en algún momento. Lo que si no sé, es si se me pasará este miedo.

Tengo fé.

jueves, 1 de julio de 2010

SE NECESITAN HÉROES

Héroe:

  1. m. Varón ilustre y famoso por sus hazañas y virtudes.
  2. Hombre que lleva a cabo una acción heroica.

Esto es lo que define la Real Academia de la Lengua que es un héroe. Una definición referida en masculino (recordemos que el femenino es heroína) acerca de lo que es un arquetipo típico de las películas, los libros y las leyendas.

Un día, aquí mismo, comenté que los héroes no eran aquellos que hacían diario cosas extraordinarias, sino aquellos que hacían las cosas diarias extraordinarias. Y sigo pensando eso.

Pero hay un tipo de héroe, que no recuerdo haber visto en mi vida.

Uno que fuera un modelo a seguir por las masas. A mi ya no me tocó ver a Martin Luther King, a Ghandi, a Rosa Parks, es decir, gente que inspiró generaciones con su ejemplo.

Nuestros héroes son gente que su mayor cualidad es una pase de 50 yardas, una canción en la radio por 10 semanas o una película que desmaya adolescentes. No me malentiendan; ellos son ejemplo de tenacidad, de fortaleza, pero no son héroes.

Pero un héroe es más que eso. Es alguien que inspira lo mejor de nosotros, a dar nuestro máximo valor, a generar nuevas virtudes en nuestros corazones. Alguien que nos enseñe a pesar de nuestra pérdida de fuerzas, a mantenernos un minuto más en la lucha, tal como lo definía May Parker, esa genial tía de Spiderman.

Alguien que te enseñe a levantarte una vez más a luchar. ¿Dónde encuentras un Miguel Hidalgo, un William Wallace, un Emiliano Zapata, una Juana de Arco? ¿Dónde encuentras gente que te inspire con su ejemplo a ser más de lo que eres?

Jesús es un ejemplo enorme de amor al hombre. También creo firmemente en Él. Pero no es un ejemplo palpable. Necesitamos alguien que sea igual de falible que nuestra propia humanidad. Alguien que canalice Sus Enseñanzas. Alguien que sea humano y se levante de nuestras iguales miserias para alcanzar la gloria de ser ejemplo.

Yo encuentro entre la gente común muchos ejemplos de gente que me inspira a ser mejor. Pero ¿dónde encontramos un héroe que nos inspire a todos? ¿Alguien que mueva a las masas con su ejemplo de rectitud, de honestidad, de desinterés, de amor por la humanidad? ¿Alguien que no sólo ejemplifique con una cualidad, sino sea un compendio de ellas?

Ese es el que no encuentro. Tal vez esos son los héroes que necesitamos, para que la gente tenga ejemplos a seguir. Para que no glorifiquen ídolos de barro como un dealer, como un proxeneta, como un mara, como un político corrupto, como un capo del narcotráfico. Qué tristeza que esos son los ejemplos que siguen los jóvenes. Qué tristeza que su credo sea “Mejor vivir cinco años como rey que cincuenta como buey”.

Sí. Necesitamos héroes. Necesitamos esperanza.

Mientras tanto, seamos héroes diarios :-)

*Y Joseph se va tarareando /Pero tú, siempre estás ahí ♪ / tan libre como el león ♪/ tan firme como el Sol ♪ / nunca te doblarás ♪/ nunca te doblarás ♪/” *

lunes, 21 de junio de 2010

DOS AÑOS YA

El News Divine cerrado. Ortega, Zayas y Chiguil, libres. Los peritajes de la ONU dicen que todos murieron por asfixia por compresión torácica, no por golpes contusos. La misa por ellos se hizo el sábado.

Ericka está muerta. Eso es lo único que pienso ahora.

jueves, 17 de junio de 2010

LAS CRUCES

¿Cuando habrá nacido la tradición de ponerle cruces al lugar donde murió alguien?

Por lo menos, yo no lo sé. Pero siempre que paso cerca de una, me detengo a leer el nombre, restar las fechas para conocer su edad y el mensaje que deja la familia. Es una manía que tengo.

Hay una frente a la esquina de mi casa, de un niño que hoy tendría mi edad. Mi padre lo vió morir atropellado. Yo sólo vi el cuerpo inerte y a su padre llorándole.

Hay dos más, en la siguiente calle. Ahí balacearon a dos integrantes de la ASE, mientras degustaban un taco de carnitas. Teníamos la misma edad cuando murieron. Vi los cadáveres tirados contra la pared y la cinta canela que pusieron para acordonar la escena.

Siguiendo por la Avenida, en el primer retorno, antes del semáforo, sobre el camellón. Una cruz marca donde cayó un muchacho de 16 años en una motoneta. A él yo lo vi caer, una noche lluviosa, cuando me iba de fiesta. Estuvo en el corrillo que se formó, y verifiqué que ya no respiraba, bajo la lluvia.

En la esquina donde esta la escuela Quality, había una, que fue retirada. Una señora fue atropellada y el que lo hizo, huyó. Yo la vi tirada, a media avenida, cuando iba a la secundaria, en una posición antinatural.

En el semáforo, junto al a tienda, en el pavimento hay un bote de lámina, que casi tapa una cruz de madera. Esa es la cruz del Tribi.

El Tribi era vecino mío. Creo que nunca entablamos una conversación, mas que aquellas tres tristes frases que intercambiamos cuando quiso cobrarme el uso de suelo por estacionarme fuera de mi casa un domingo. Le señalé que yo vivía en ese lugar, se rió y dijo “No hay bronca güero, usté es banda”.

Versiones de su muerte hay muchas: que maloreó a una muchacha, que pretendió asaltar la tienda o a algún transeúnte. Desconozco cual es al correcta. Lo balearon y quedó tirado en el lugar que hoy marca la cruz. Yo vi la mancha de sangre escurriendo por la banqueta al otro día y una foto en un periódico.

Ayer, caminando por la avenida, pasé por el semáforo, como todas las noches. Esta es la imagen que vi.

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Alguien no lo olvida. A diferencia de las otras, no faltan flores en esta.

Hoy, caminando, encontré esto fuera de la casa de una amiga

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Y yo solo pienso, que ya hay demasiadas cruces en este país. Que si es normal haber visto tantos muertos ya, porque estos solo engloban algunos de los que he visto. Y ni siquiera soy paramédico o policía; simple transeúnte.

Mi país no era esto. Mi país, en verdad, NO ERA ESTO. Y me llena de rabia pensar, que la vida humana en mi país, ha dejado de valer algo. Que valoramos mas el dinero, el poder, la banalidad, antes que las cualidades que tiene la humanidad.

Estoy empezando a detestar levantarme y ver en los periódicos sangre. Mirar la televisión y mirar sangre. Escuchar la radio y oír de sangre.

Más miedo me da, que se me está empezando a hacer normal ese tipo de noticias. Me crispan los nervios, me enferman. Pero se me estan empezando a hacer normales. 96 personas asesinadas en esta semana en hechos del narco, en ejecuciones, ¡se me están empezando a hacer normales!!!. Eso no debería ser.

¿Cuando a mi país dejó de importarle su gente? ¿Y hasta cuándo va a parar?

Yo, no lo sé.

Mi esperanza, es esperar tiempos mejores.

lunes, 7 de junio de 2010

UN SUEÑO EN STEREO

Debo haber tenido aproximadamente 8 años. Jugaba con un avión de madera que el Inge me había hecho, en el suelo de mi cuarto.

Y entonces la escuché. Ya la había oído antes, pero fue la primera vez que le preste atención.

“Yo, caminaré entre las piedras

hasta sentir el temblor

en mis piernas . . . . ♫”

Bajé por la escalera. Mi padre, sentado ante el Estéreo. Me senté en el último escalón, con la barbilla en las rodillas y mirando al suelo, escuché el resto de la canción.

Cuando terminó, le pregunté quién era. La respuesta: “SODA STEREO”.

Soda Stereo ha estado presente toda mi vida. Yo me rifé el reto eterno de ellos contra Caifanes, idiotez de los fanáticos. Que me perdone Saúl Hernández, pero siempre le dieron ciento y raya a su agrupación. No creo que haya un fanático del rock en español que no sepa quiénes son, y que no se prenda al oír los acordes de En la ciudad de la Furia, Nada personal, Signos o Primavera 0. Pasé mi adolescencia oyendo Canción Animal, Zoom , Luna Roja, Entre Caníbales y Ella usó mi cabeza como un revólver.

Cuando se separaron en 1997, pensé que nunca los vería en vivo. En el momento que anunciaron su tour “Me verás volver” en 2007, yo hubiera sido el primero en el Foro, pero maldito destino que se ensaña con uno. No pude ir a verlos. Pensé “Ya tendré ocasión. Esto no ha acabado”

Y hace cosa de un mes, Cerati. Ni explico, todos saben lo que pasó.

Hay gente que cree que muchos tuvimos una reacción desmedida ante su enfermedad. Puede que así sea, no lo negaré. Ni lo conozco, ni creo conocerlo algún día, aunque me fascinaría. Algo debe haber en esa cabeza, donde salieron letras de ese calibre.

Pero creo que mucho reaccionamos ante el cambio, ante el hecho de que su música nos ha acompañado a través de este viaje llamado vida, se termine. Aún como solista, Puente, Crimen, Adiós, Tabú, Paseo Inmoral, Hoy ya no soy yo y Cosas imposibles, son canciones que tarareo cuando camino a casa.

Si. Fue ese miedo al cambio. Miedo a que ya no este con nosotros para acompañarnos con su inspiración. Eso es lo que nos mueve a desear que este bien y volverlo a ver en un escenario, ese miedo egoísta. Yo me conformo con que esté bien, de una manera que su vida considere el mismo que puede seguir siendo buena. Eso es lo que le deseo, por lo que su música me ha dado.

Lo que tenia que regalarme con su ella, los recuerdos que tengo con ella, esos van conmigo siempre.

Y sé que cuando salga de trabajar hoy, mientras maneje, iré cantando a voz en cuello:

Nadie me vió partir, ¡lo sé!!

nadie me espera . . . ♫”

Ah, Master . . .

Gracias . . . ¡Totales!!

jueves, 27 de mayo de 2010

CARTA A MICKEY

28 de Mayo de 2026

Hola Peteño. Qué raro debe sonarte que te llame así, hoy precisamente que cumples dieciocho años y ya eres todo un hombre. Pero en el momento en que escribo esto, aún tienes dos años, y estás sentado en tu sillita roja, mirando la televisión.

¿Qué por qué lo escribí, y no te lo estoy diciendo directamente?

Tiene una razón. Al día de hoy, no soy bueno para decir las cosas de viva voz. Me cuesta mucho trabajo. Tal vez para este tiempo, ya he cambiado, y no haya necesidad de que leas esta carta. Pero como no puedo estar seguro de ello, por eso la escribo. Aún no sé como te la haré llegar 16 años al futuro, pero algo se me ocurrirá; creo firmemente en ello.

Estoy seguro, de que nos hemos divertido mucho este tiempo que hemos pasado juntos. Supongo que he asistido a tus eventos especiales y en tu vida diaria. Que estuve ahí cuando fuiste por primera vez a la escuela, en tus festivales escolares, cuando se te cayó tu primer diente (hoy ni siquiera los tienes completos), para ver tus primeras calificaciones. Que también estuve, para levantarte cuando te caíste de la bici que seguramente algún día he de comprarte, para enseñarte a hacer las letras en tus cuadernos, y para llevarte a comprar mil y un fruslerías que seguramente se te antojarán. Sólo el destino sabrá que cosas inventen en este tiempo, pero seguramente las querrás.

Has de ser todo un hombre. Te imagino igual que tu padre: de estatura regular, cabello enrulado, fornido, con la ancha espalda que ambos heredaron del abuelo, los ojos marrones de la familia y la nariz de tu madre. Tus padres deben estar muy orgullosos de ti. Yo también lo estaré, no tengo la menor duda.

Habremos hecho nuestro mejor esfuerzo, porque seas mejor que nosotros, como tus abuelos se esforzaron para que nosotros fuéramos mejor que ellos. Que aspiráramos a las estrellas, sin dejar de mirar la tierra. Esa es la lección que te dejaron tus abuelos; no los olvides nunca. Jamás olvides quién eres y de dónde vienes, pero que eso no limite a dónde vas.

Seguramente, aún ahora te has de pelear alguna vez con Erick y Daniela; no ha de ser fácil convivir tres adolescentes sin tener ganas de matarse de vez en cuando. Cuídalos. Cuando nosotros ya no estemos, de lo único que puedes estar seguro es que ellos son tu familia, y al final, son los que estarán a tu lado cuando todo esté más obscuro. Y yo necesito saber que se cuidarán entre ustedes.

Tenme paciencia. Tendré 48 años. Seguramente seré un viejito gruñón y regañón, que te parecerá fuera de moda y con conceptos arcaicos de lo que esta bien y esta mal. Seguramente será así: la vida cambia tanto, que lo bueno y lo malo a veces tienen que adaptarse a situaciones nuevas, a las que no tuvimos que enfrentarnos como ustedes ahora. Pero creo que algo que habrás aprendido de mí, es que los conceptos básicos no cambian. Recuerda la regla de Oro: No hagas a los demás, lo que no quieras que te hagan a ti. Pero defiéndete; habrá gente que confunda la nobleza con estupidez. A esos no los necesitarás cerca.

Usa el corazón. Te guiará a lugares insospechados, y en ocasiones, tendrá más lucidez que tu mente. Equivócate. De los errores aprenderás más que de tus victorias, por dolorosos que sean. Pide perdón cuando sea necesario. Ríete. Un hombre que no ríe, es uno que no ha encontrado sentido a estar en esta vida. Ríe con el alma, ríe aunque no tengas ganas; eso siempre alegrará tu espíritu.

Me escucho como el poema de Martín Fierro, dándote consejos que no me has pedido. He de parecer sumamente imperativo. No, no te los impongo. Solamente te los recuerdo, porque cierto estoy, de que ya los aprendiste de nosotros.

Sólo me queda una cosa por decirte: te quiero mucho chico. Te quiero tanto como el día que te vi nacer; tanto como el día que me paré frente a un altar y prometí cuidarte para que fueras un buen hombre. No lo olvides nunca.

Ahora, me voy. Ya terminó tu programa en la televisión, y quieres ir al jardín, a ver a tus abuelos, y a la Luna. Si, tú también te embobas viéndola. Algún día he de preguntarte tu motivo.

Y te tomo de la mano, esa mano que hoy cabe diez veces en la mía, mientras me sonríes con tu carita de conejo, mientras gritas “¡Tito, Tito!!” llamando al abuelo, y te llevo a dónde quieres ir.

Y así será, por la eternidad.

Con amor,

Tu Tío

Peteno

lunes, 24 de mayo de 2010

CAPÍTULO Seis. Yo perdí 5 ¿y tú?

-Como seis. Tal vez siete- contestó el segundo a su amigo.

-¿Y no sienten culpa? o ¿remordimiento?- pregunté

-El primero es el que te duele. Después, comienzas a verlos como números. Es necesario para tu paz mental- dijo, jalándose el cuello de la camisa, visiblemente incomodado.

-Paz mental. Un concepto un poco elevado ¿no?- casi reflexioné eso para mí.

-No sé si lo sea. Pero lo necesitamos para hacer nuestro trabajo- defendió el primero – No podrías tratar pacientes si vas por la vida atormentado por la primera vez que se te muere un paciente. Es un trauma necesario que todo médico que se precie, debe vivir.- aquí se acordó que era medico e inmortal, y comenzó a verme para abajo. Idiota.-Y después del primero, los demás son números.

-Tal vez. Pero es espeluznante pensar, que para que uno de ustedes se curta, uno de nosotros se muera. Y que los que siguen, no te importen- le espeté casi a la cara- No puedo juzgarte. No es una regla lo que dicen, es un hecho de vida. Espero no ser la prueba de fuego de algún médico, francamente.

-“¿Uno de nosotros?” – preguntó- ¿Quienes?

-Los que somos pacientes – poca imaginación de médico, justo en este momento- Pero bueno, hay un consuelo – dije, desternillándome de risa.

-¿Cuál consuelo? – preguntaron casi al unísono.

-Que ustedes alguna vez, también serán pacientes de alguien como ustedes -

Dos caras largas, demudadas, con la boca abierta. Ese par de soberbios jóvenes médicos, que nunca pensaron que ellos también pueden beber de su propio veneno, cuando infaustamente hablaban con tanto desparpajo de las muertes que por omisión han causado.

Y encima, el cinismo de reírse de ello.

Estoy de acuerdo que no podían dolerse de cada paciente que habían perdido. Que no podían traumatizarse de ese hecho. Pero lo que si podían hacer, es respetar a alguien, que con su fallecimiento, les enseñó algo.

Pagué los hot dogs y el refresco, hice una caravana de reverencia hacia las eminencias médicas y eché a andar hacia el Metro.

No soporto la falta de empatía a veces. Menos cuando hay una muerte involucrada. Pero tengo que acostumbrarme.

Es parte de la vida.