lunes, 13 de septiembre de 2010

UNA ELEGÍA AL CELULAR

Elegir al reemplazo, ese no fue un problema. Mi viejo celular era un aparato temperamental: a veces se oía, nunca tenía señal, no llegaban los mensajes, ni se enviaban. Completa calamidad.

Así que el sábado me armé de valor, bueno francamente fue más de hartazgo que de valor, y salí decidido a comprar uno nuevo. El problema conmigo nunca ha sido que haga las cosas, porque en esa parte sí soy enérgico. Ha sido que me decida a hacerlo. Y en este caso la decisión estaba tomada.

Mi viejo Sony Ericsson K550i estaba condenado a ser reemplazado, y lo fue. El cambio fue absoluto.

Ahora, lo que me estoy dando cuenta, es que está resultando como una mudanza a casa nueva. No por el aparato en sí. Por los recuerdos que trae consigo.

Escogí ese modelo, por la cámara fotográfica. Y las imágenes que con ella tomé, me trajeron grandes recuerdos. Viajes, conciertos, bares, discotecas, nacimientos, defunciones están ahí. Sobrevivió a dos Vive Latino, tres conciertos de Zoé, dos de La maldita Vecindad y todavía estoy descargando sus últimas fotos, el concierto del Panteón Rococó. Se defendió como los grandes cuando se me cayó en el slam de La Castañeda, cuando rebotó en las escaleras de mi casa cortesía de Miguelito, mi sobrino y a dos que tres lanzadas por la ventana en borracheras, gracias a mis amigos. Siempre aterrizó en terreno blando, suertudo él.

Revisar los contactos telefónicos, fue casi lo mismo. Tanta gente que ahí esta. Gente que me ha acompañado toda la vida. Gente que nos acompañamos en un trayecto de nuestras vidas. Gente que se fue y ya esta en el Lugar Mejor, donde todos esperamos estar algún día. Seleccionar quienes pasan al nuevo celular, porque es incompatible la agenda en ambos casos, y tendrán que pasar a mano.

Los SMS. La memoria estaba atiborrada de ellos. De un tiempo para acá, siempre tenia este mensaje “La memoria de SMS esta al 95%. Borre algunos”. Y yo resistiéndome a hacerlo, porque ya mi memoria no es tan buena como antes y había mensajes memorables que recordar. Cosas que había olvidado que estaban. Viejos amigos. Nuevos amigos. Todos mezclados en una democracia que sólo compete a mi consciencia y sólo a mí atañe entender.

Si, había muchas cosas que recordar, conservar y reemplazar.

Pero como al inicio de este viaje, pensé “Una nueva vida no era el fin. Era un nuevo y maravilloso principio.”

Conservo mis recuerdos del pasado. Pero ahora tengo fé en otra cosa: en los nuevos recuerdos que llegarán, provenientes del futuro.

Nunca pensé que un cambio de teléfono, pudiera volverse tan metafórico. . .

No hay comentarios:

Publicar un comentario