viernes, 12 de noviembre de 2010

YO NO SOY DEMASIADO SABIO SEÑOR HAWKING

Yo no soy demasiado sabio para negarte,
Señor; encuentro lógica tu existencia divina;
me basta con abrir los ojos para hallarte;
la creación entera me convida a adorarte,
y te adoro en la rosa y te adoro en la espina.
¿Qué son nuestras angustias para querer por
argüirte de cruel? ¿Sabemos por ventura
si tú con nuestras lágrimas fabricas las estrellas,
si los seres más altos, si las cosas más bellas
se amasan con el noble barro de la amargura?
Esperemos, suframos, no lancemos jamás
a lo Invisible nuestra negación como un reto.

Pobre criatura triste, ¡ya verás, ya verás!
La Muerte se aproxima... ¡De sus labios oirás
el celeste secreto!

Amado Nervo, 1914

Recuerdo esta poesía. La encontré hace algunos años, cuando era un ateo sin Dios ni fe. No solazó mi espíritu en ese momento, pero cuando me establecí en una fe, me consoló de cierta manera.

Ayer la recordé, mientras discutía de Teología con un compañero, que argumentaba la no existencia de Dios.

“Dios no existe, dice Stephen Hawking en su último libro”- argumentó-“Eso quiere decir que nuestro libre albedrío es total. Podemos hacer lo que queramos . . .sin miedo a ser castigados”

“Hawking en su libro dijo ‘Dios NO creó el Universo’. Jamás dijo que no existiera”-repuse, mientras veía que mi compañero perdía el color ante la caída contundente de su argumento. No soporto la hipocresía de portarse bien por un Dios vengativo, pensé.

Nunca he entendido a la gente que se porta correctamente por miedo a un Dios, sea el que fuera. Un día mi madre me contó la historia de una mujer atea, cuya virtud era conocida por todo el mundo. No necesitaba el imperativo moral de un Dios vengativo, para hacer las cosas correctas.

Yo no creo ser un santo. Tengo mis flaquezas y mis virtudes, como todos. Creo en el Karma, no como un castigo inmerecido, sino como una acumulación de los hechos que uno mismo ha generado. Causa y efecto.

Y si uno me afecta sin tener un antecedente lógico, es puro azar. No hay un Dios sentado detrás de la puerta esperando para ponerme la zancadilla, no. Simplemente es la rueda del Caos que esta suelta y dispara para todos lados.

Creo en el Jefe, a mi manera. Sé que si hay una castigo a mis actos, es consecuencia, simplemente. Si no hay antecedente, es azar y caos.

Pero siempre preferiré pensar en el Dios amoroso que Jesús tan alegremente predicaba. No porque no me castigue. Sino porque ha dejado correr al mundo para que el intrincado tapiz de nuestros actos, nos coloque al final, dónde debemos estar.

Si. Qué razón tenía Nervo. Yo tampoco soy demasiado sabio. Y creo que Hawking, sabe que él tampoco lo es . . .

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