viernes, 3 de diciembre de 2010

EL CORAZÓN DE UN HÉROE.

Frank Miller es de mis escritores de comics favoritos. Entre sus obras se encuentra Sin City, un argumento que habla de una ciudad corrompida por todos los vicios, pecados y depravaciones habidas y por haber. En ella, existe un hombre llamado Jonh Hartigan. El único policía honesto de la ciudad. Inculpado del crimen cometido por un pedófilo hijo de un poderoso político (el senador Roark), Hartigan cumple una condena de 8 años en cárcel, perdiendo contacto con toda la gente que amaba, que le abandonan. Todos, menos la víctima que salvo, Nancy Callahan, que mantiene correspondencia con él.

Un día recibe una carta trampa, que contiene un dedo. Se declara culpable del crimen para salir en libertad condicional (él nunca acepto el crimen; se limitó a permanecer callado mientras lo procesaban) y buscar a Nancy, ya que cree ha sido asesinada. Así, cae en la trampa del hijo del senador, que busca que lo lleve a dónde se encuentra ella. Tras descubrirla (ya es una joven de 19 años) son capturados, el dejado medio muerto y ella secuestrada. Sacando fuerzas de flaqueza, persigue al  violador, libera a la chica y mata al criminal.

Su última escena es besar a Nancy, decirle que regrese a casa, que el la alcanzará rápidamente. El se encargará de sacar a la luz la podredumbre de la familia del Senador Roark.

Saca su fiel revolver. Y se suicida.

¿Por qué?  Porque el sabe que la justicia en el sistema putrefacto de Sin City es un bien al mayor postor. Sabe que no habrá justicia, aunque tenga pruebas. Que la fuerza e influencia del senador es inexpugnable. No hay forma de ganar. No hay forma de proteger a Nancy. Menos con el hijo del senador muerto.

¿La única vía de salvarla? Que no la encuentren de nuevo. Y mientras el viva, él es el camino para hallarla. Así que la defiende de la única manera posible: matando a su agresor y a su defensor, los únicos que saben dónde esta.

Cuando leí esto, se me estrujó el corazón de la terrible realidad de esa ciudad. Hoy me temo que mi país es Sin City. Un lugar sin ley, o en su defecto, vendida al mejor postor.

¿Una muestra? Don Alejo Tamez. Aquí su historia, para los que aún no la conozcan.

Un hombre bragado, que se llevó de frente a seis sicarios defendiendo su rancho de una orden impuesta por el narco: Entrega tu patrimonio a nosotros, o muere.

Peleó solo, con carabinas. Se quedó sin parque. Eso creen que fue la causa de que no matara a más. Peleó solo, porque sabía que las autoridades no lo ayudarían. Porque no quiso involucrar a sus empleados.

Solo, un hombre de 77 años, tuvo el coraje de mandar a chingar a su madre a el imperio del miedo. Tuvo el coraje de defender lo que era suyo.

Algo que yo deseo, es tener el corazón de un héroe, para ser tan fuerte en mis momentos débiles, como en mis momentos fuertes.

Hoy deseo tener un corazón, como el de Don Alejo.

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