jueves, 29 de octubre de 2009

CAPITULO DOS MAMÁ, YO NO LO TRAJE: EL ZOMBIE ME HA SEGUIDO A CASA.

Las palabras son muy poderosas – sentenció Antonio – La palabras nos dan vida, nos definen, le dan unicidad a lo que esta a nuestro alrededor. Lo clasificas, lo encasillas, lo defines. Para eso tenemos el lenguaje.

“La pluma es mas fuerte que la espada”- parafrasee, algo trillado a decir verdad.

Hagan que se calle con un carajo. Estúpido moralista-murmuró

-No es a eso a lo que me refiero- replico - Hay palabras que definen un objeto, hay palabra que definen sensaciones o emociones. Pero hay palabras que engloban cosas mucho más grandes. Por ejemplo Saudade en Brasil: nos habla una nostalgia que surge de lo que pudo ser y no será, de cómo debieran ser la cosas, pero no son así. Es un concepto difícil de asimilar en español, porque no hay un equivalente. O weltschmerz en alemán: significa la depresión, la resignación y el escapismo que se siente al entender que la realidad nunca será capaz de satisfacer las necesidades de la mente. Son conceptos muy abstractos, que no existen en español, pero que demuestran lo poderosas que son las palabras. Por eso debemos tener cuidado con el uso que le damos.

Palabras son palabras. No hay mas que hacer con ellas - casi gritó

Sigo sin entender – contesté, algo exasperado - ¿Qué importancia tiene como llamemos o le digamos a las cosas?

No a las cosas. A las personas. Llama a alguien idiota, y posiblemente lo será toda su vida. Los griegos tenían una costumbre: llamaban a la gente, con alguna cualidad que querían que esa persona tuviera. Así, muchas veces, la persona terminaba asimilando esa característica como propia. Ahora imagínate cuando descalificamos a una persona, lo que pasa.

Bufé hastiado. Yo no había buscado esta conversación. Llego sola, y la acepte por cortesía. Pero mi paciencia se estaba agotando, mas porque no veía alguna razón lógica, ni en sus argumentos, ni en continuarla. Yo solo quería seguir mirando el lago en paz.

¿Tu estas hastiado? Parate y largate. Esto es molesto - susurró

Por eso siempre háblale bien a la gente. Habla con palabras valiosas, que hagan crecer a la gente.

Si si claro. Le diré a todos que son unas bellísimas personas – conteste, francamente de mala gana y con sorna – Para que los imbéciles del mundo progresen, hay que cultivarlos.

Je, esa fue buena. ¿Otra? Dile que los idiotas se dan a puños

No lo creas hoy, pero algún día me entenderás – argumentó- Como le llames o califiques a la gente, repercutirá en ellos.

“No vuelvo a decirle “perro idiota” al próximo que se me atraviese en el camino”- pensé –“A lo mejor así me ahorre otro sermón de estos”

Patealo y te ahorraras charlas. Nadie se le acerca a la gente violenta

Entiéndelo. Te será muy útil en la vida – Se levanto apoyándose en su bastón mientras lo veía yo desde la roca donde estaba sentado.

“Así termina uno después de 20 años en el magisterio. Dándole clases a cualquiera que se deje darlas” - razoné, y sonreí celebrando la idiotez que acababa de pensar.

Es lo primero coherente que dices hoy - casi riendo

Entiéndelo –dijo de nuevo- De verdad será útil

Se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la entrada. No nos veríamos nunca de nuevo para comparar notas acerca del tema.

Pero tenía razón. Las palabras sobre nosotros si repercuten en lo que somos.

Yo no lo invite. Solo vino a casa, como llego desde la preparatoria, y me acompaño durante la universidad y en la vida de mi pueblo. Donde volteara, ahí estaba él.

Yo no lo traje. Pero un día, sin darme cuenta, lo dejé actuar.

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