viernes, 29 de octubre de 2010

EL MEJOR REGALO.

Alguna vez, alguien me preguntó “¿Cuál es el mejor regalo que te han dado?”.

No recuerdo que contesté. Seguramente saqué alguna nimiedad para salir del paso, por no quedarme callado. Pero si hoy me preguntarán, sé precisamente que respondería.

“Lo mejor que me han regalado es un HÍGADO ENFERMO”

Si. Ese ha sido mi mejor regalo. Sin pedirlo, ni desearlo . . . menos esperarlo, la vida me lo regaló, sin opción a regresarlo.

Cuando lo recibí, no lo hice con los brazos abiertos, lo reconozco. ¿Quién recibe las enfermedades con una sonrisa en la boca?. Me enfurecí, rezongué, maldije y escupí odio y coraje por todos los lugares por dónde pasaba.

“¿Por qué a mi? ¿Por qué yo? Hay gente con vida más licenciosa . . . ¡y a ellos no les pasa nada!!!”

Nada más me atascaba de comida, bebía como cosaco, me desvelaba como velador, fumaba como chimenea . . . y así, yo no quería arrostrar consecuencias de nada contra el cuerpo.

Tardé mucho tiempo en entenderlo. Demasiado tiempo enojado. En comprender, que al final, me ha dado más cosas que las que me ha quitado.

Me enseñó que no tengo que parecer fuerte con las personas que quiero . . . porque ellos ya saben que soy fuerte.

Me enseñó que poco sirve pedir que la gente no te tenga lástima . . . si tú eres el primero que se hunde en la conmiseración.

Me enseñó que mi voluntad es aún más fuerte de lo que pensaba, y que me llevará a lugares insospechados, que nunca creí poder visitar.

Me enseñó que nadie vendrá a hacer por ti, lo que tienes que hacer por ti mismo.

Me enseñó que no es un pecado estar enfermo, sino una eventualidad que nos sucede sin ser un castigo.

Me enseño que mi vida es un equilibrio entre cuatro pilares: Físico, emocional, intelectual y espiritual.

Me enseñó que puedo ser ejemplo . . . y una inspiración para los demás.

Me regaló una vida nueva y más sana, un cuerpo más fuerte, más rápido, para salir a buscar el mundo allá afuera.

Me regaló una visión diferente, una en la que no soy un espectador, sino el rol principal en la obra de mi vida.

Espero que me regale más y mejores años, para ver lo que el futuro nos depara.

Ayer, Mickey me veía organizar mis cosas para irme a hacer ejercicio.

-“¿Box?”- preguntó

-“Si Mickey, box”-

-“¿Gimnasio?”-preguntó, otra vez

-“Si Mickey, Gimnasio”-

-“Bien, bien. Padre, hijo, santo, amén”- dijo, mientras hacia graciosamente con su manita la señal de la Cruz, para despedirme.

Para él, sus dos años de vida, ha sido verme con este estilo de vivir. Para él es normal que yo sea así. Y eso me gusta.

Y esto yo no lo tendría . . . si no hubiera sido por mi hígado.

¡Gracias!!

2 comentarios:

  1. Uffff... qué buen post y qué buen aprendizaje!!!

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  2. Me costó mucho tiempo llegar a este entendimiento Miss Lata. Pero llegué, que es lo importante. Y lo escribo, por si a alguien le sirve, tal como me sirvió a mi :-)

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