martes, 4 de enero de 2011

Y DE REPENTE QUE ATERRIZO EN 2011

Después de mis DOS semanotas de vacaciones (que terminaron siendo como 4 días, pero eso se los cuento en el otro blog ;-) ), que aparezco con toda la pandilla de la empresa a trabajar. No es que no me guste hacerlo, pero bueno, las vicisitudes de mi vida laboral, no es tema de este post. Como dije, para eso esta el otro blog.

Desde hace siete años, el Año Nuevo es para mi como que cualquier cosa, desde que nació el Nanobot, precisamente en esa fecha. Estoy más atento del cumpleaños del canijo ladilla ese que del fin de un ciclo y el inicio del otro. Por si alguien lo recuerda, tampoco hago propósitos de Año Nuevo. No les hallo sentido. Cuando quiero realizar alguna empresa, lo único que hago es actuar. No planeo con antelación y fechas cuando quiero hacer las cosas. Un día dije “Voy a aprender a a bailar”. Al otro día ya estaba yo inscrito en una academia de baile de salón. Soy un asco, pero me divierte bastante :-). No, creo que ya no lo hago tan mal.

Pero cuando llegué a la empresa y vi a todos ufanamente mostrando sus ideas para renovar su vida, en verdad pensé que es más seguir la moda pregonada por los medios de comunicación, que tener una vocación por el cambio. Solo así me explico que alguien que no ha hecho nunca una dieta o ejercicio, traiga sus StepGym, o como se llamen esas madres. O que alguien me diga “Voy a ser menos enojón”, y 10 segundos después despotrique contra su jefe a voz en cuello.

Pero bueno, los seres humanos necesitamos parte aguas. Por eso iniciamos y cerramos ciclos. Para marcar cuando iniciaron nuestros cambios, dónde estamos y a dónde queremos llegar.

Por eso cuando me preguntaron “Joseph, ¿Cuales son tus propósitos de Año Nuevo?”, solo respondí “No sé. Tengo todo el año, para averiguarlos.” Y divertirme en el proceso :-D

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