viernes, 20 de noviembre de 2009

Réquiem por F

No sabia que escribir, cuando pediste que escribiera algo para ti en este pedacito del ciberespacio. Nunca he sido bueno para pensar acerca de las desgracias. Menos cuando tienen que ver con niños o animales.Se me atragantan las palabras cuando los mas inocentes sufren.

Dependiendo a quien le preguntes, te dirá que lo que te paso es una desgracia o no. Si le preguntas a un Cristiano (católico o sucedáneo) , dirá que perdiste un alma. Si le preguntas a una defensora del aborto, te dirá que lo que murió fue una célula que no era una persona aún, que no era parte de tu cuerpo, y que no tienes porque lamentarte. Que lo que se fue , no tenia vida verdadera mas allá de una fragmento de tu piel. Si le preguntas a un jurista a o alguien de Provida, dirá que se fue una persona con personalidad legal, derechos y obligaciones.

Pero ellos no conviven contigo. No vieron la ilusión que brillaba en tus ojos cuando descubriste que serías madre de nuevo. No te vieron haciendo planes de como sería su cuarto, de cual seria su nombre, de como tu niña tendría un herman@. No te vieron ilusionada y esperanzada posando tus manos sobre tu vientre, acunándolo y hablándole como si ya estuviera aquí. Tampoco vieron tus lágrimas que infructuosamente trataste de retener cuando te dijeron que ya no habría nada que esperar 8 meses mas, que ya no había vida en tu seno, y que tenia que irse.

Decirte que no era una persona, no aminorará tu dolor: las ilusiones que tenias no se remitían sólo a una célula, sino a una persona que caminaría junto a ti el resto de tu vida producto de ese inicio. Todas las ilusiones que tu y tu marido tenían, esas no se mueren, siguen con ustedes, y sé cuantos deseos nacieron de esto. Y también sé cuantas de ellas tienes que dejar ir.

Yo . . . yo creo en un Principio Creador. No sé dónde esta ni cómo es, pero creo esto: hoy, tu hij@, esta sentado a su lado. Porque los Inocentes siempre se ganan el Cielo, porque de ellos es el Reino. Porque los Inocentes nos miran con ojos grandes de felicidad, y nos esperan con los brazos abiertos cuando llegue nuestro tiempo.

Abrázalo fuertemente, y no le digas adiós. Dile hasta luego. Él estará bien, y algún día se reunirán de nuevo.

Un fuerte abrazo.

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