martes, 16 de marzo de 2010

CAPITULO 5: El Infierno esta lleno de bienintencionados.

-Yo sé que cambiara. Sé que lo hará-

-Nadie cambia por alguien más. Cambia por sí mismo. De cualquier otra manera, es un cambio falso. Provocado por una presión externa, no por una intención verdadera- comenté

-Se que lo hará. Mi amor podrá hacerlo-tercamente decía

-No seas terca Ale. Victor no va a cambiar. Van tres veces que lo anexan, y cada vez sale peor. Roba a su familia, a sus amigos, para mantener su vicio. No consigue un trabajo, y cuando lo hace, lo pierde por irresponsable- dije, ya irritado

-Déjala. Que se de de topes en la misma pared. Quiere ayudar a una tipo alcohólico, cuando ella no es capaz de ayudarse a sí misma con su enfermedad- dijo Angélica – No pierdas tu tiempo, si ella no se trata su depresión, ¿¿Como quiere ayudar a Victor? Esta pendeja –anuncio, con toda la candidez del mundo

-Esta bien. Haz lo que creas conveniente.-dije ya francamente encabronado.

Me desesperaba que Alejandra fuera tan ilusa y soñadora respecto al vago borracho de su novio. Se desvivía por buscarlo, y tratar de componerle la vida, cuando en realidad, no podía ni con la suya.

Dejé de verla cuando me cambie de trabajo. Años después, supe que se suicido tomándose una caja de Clonazepam, decepcionada porque Victor se había escapado del Anexo donde fue sido recluido por enésima vez. Alguien alguna vez me dijo que lo habían visto pidiendo limosna y teporocheando por la Catedral.

Y las buenas intenciones de Alejandra, solo Dios a dónde la habrán llevado. Pero si sé que la hicieron atravesar un Infierno en vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario